
𝓔𝓵 𝓼𝓲𝓵𝓮𝓷𝓬𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓻𝓭𝓮𝓻𝓸𝓼
Estamos a mediados de agosto, y parece que han bajado un poco las temperaturas, lo que nos da un respiro después del verano tan sofocante que hemos tenido este año. Durante los meses más calurosos, tanto nosotros como nuestro ganado ovino extensivo hemos sufrido las consecuencias de las altas temperaturas.
En estos días, se puede observar cómo las ovejas buscan con ansias cualquier sombra que la naturaleza ofrezca para aliviarse del calor del día. Es un espectáculo ver cómo se congregan bajo los árboles, una roca, aprovechando cada rincón fresco que encuentran en el campo.
Sin duda, la llegada de esta ligera brisa más fresca es un alivio tanto para el ganado como para quienes trabajamos de sol a sol cuidando de ellos. Es en momentos como estos cuando uno realmente aprecia la conexión entre el clima y la vida en el campo, recordándonos lo esencial que es la naturaleza en nuestro día a día. Esperemos que este descenso en las temperaturas se mantenga y que pronto podamos disfrutar de un clima más templado y agradable. Este es el tipo de clima que nos permite trabajar con más comodidad y que mejora el bienestar de nuestros animales, quienes también sienten el impacto del calor intenso. Además, un clima más templado favorece el crecimiento de pastos verdes y nutritivos, esenciales para mantener a nuestras ovejas saludables y fuertes.
No solo se trata de un alivio físico, sino también de uno emocional, ya que el bienestar de nuestros animales es una prioridad constante. Cada pequeña brisa, cada sombra nueva que aparece, es una bendición que agradecemos profundamente. Con suerte, la temporada que se avecina traerá consigo un equilibrio perfecto entre sol y sombra, permitiéndonos disfrutar plenamente de la belleza del campo en su máxima expresión.


